HAZTE CON TU ENTRADA

Por la mañana pusimos rumbo al Museo Nacional de la Resistencia, situado en Rabuni. Allí nos recibió un joven militar perteneciente al Frente Polisario que fue el encargado de explicarnos todo lo que escondía el interior.

Amplias salas se abrían ante nuestros ojos. Textos del pasado, fotografías de mártires y de personas que lucharon por un fin común: la liberación saharaui.

Además, las mujeres que lucharon por la libertad aparecen reflejadas de manera especial en este museo.

También observamos el armamento que daban ciertos países a Marruecos y que durante el conflicto los saharauis les consiguieron quitar. Vehículos bélicos y bombas rodean las habitaciones de este museo. Bombas que los niños del territorio liberado saharaui confunden con juguetes o bombas voladoras que logran alcanzar medio metro de altura para después explotar y arrasar con lo que pillen en su camino.

Las mujeres de hierro

Nos dijo que se llamaba Tefluha. Pero en España le conocen como ‘Bicho’. Tiene 21 años y nos habló de la posición de la mujer en el Sáhara, de la relación con los hombres, de las mujeres occidentales que se quedan a vivir en este territorio… En definitiva nos acercó de una manera abierta y clara, del día a día de las mujeres de aquí.

También conocimos a Hassina, una mujer adulta, que habla un perfecto alemán. Ella se encargó de mostrarnos el papel de la mujer en el éxodo y de la situación que vivieron las familias que fueron separadas de sus seres queridos. Entre ellos los niños que fueron adoptados por otras familias y a los que añoran cada día.

Y después de comer, nos acercaron a ver cómo ordeñan aquí a los dromedarios. Los autóctonos probaron su leche. Una leche que dicen que es curativa para el estómago. Nos contaron que los dromedarios macho atacan tumbando a su presa en el suelo para después aplastarlas con una pezuña enorme que tienen con un golpe seco en el pecho.

Después regresamos al campamento de Bojador donde nuestras familias nos esperaron con la cena preparada y con historias que contarnos bajo las estrellas de nuestros últimos sueños sobre las jaimas del Sáhara.