Teníamos muchas ganas del día de hoy y no nos ha defraudado. Hemos empezado a rodar nuestros documentales. En el radiofónico uno de los ejes centrales será contar cómo la radio ha ayudado a que las familias, separadas por el muro, se hayan podido comunicar durante todos estos años. En el audiovisual, reflexionaremos sobre cómo era la Radio Nacional Saharaui de antes, cómo es ahora y cómo será muy pronto…
Así que con los documentales en marcha y con el material donado entregado comenzamos el intercambio cultural a través de talleres entre profesionales de la Radio Televisión Nacional Saharaui y la española. Lo primero de todo, era saber en qué podíamos ayudar y qué podíamos aprender.
Por eso nos fuimos al campamento de Rabuni donde están instalados ambos medios. Allí periodistas y técnicos profesionales se afanan por dar voz a la causa saharaui a pesar de la limitación de medios y la falta de formación. En la radio, por ejemplo, nos encontramos los estudios instalados en el interior de contenedores con algunas carencias de luz y de internet. A pesar de ello, hacen retransmisiones diarias y suben los contenidos a su web. Javier Hernández, Amaya Prieto, Jorge Manera, Estefanía de Antonio García, Luis Montero, Ángel Carmona y Antonio Lucerga han pasado la mañana trabajando divididos entre ambos medios. Aunque la diferencia de formatos es evidentes, ambos han aprendido técnicas que aportan un valor añadido a la comunicación.
Mientras en el campamento de Bojador…
Los integrantes de Un Micro para el Sahara iniciaron sus talleres con jóvenes saharauis. Todos interesados en las nuevas tecnologías y en lanzar su mensaje al mundo a través de sus móviles. Juntos Rodrigo Suárez y Alejandro Baca, encargados de este primer taller, mostraron técnicas de fotografía y vídeo para sacar todo el potencial al material que los propios jóvenes estaban realizando.
Un encuentro deportivo
El final de la jornada estuvo marcado por un partido de fútbol entre el equipo de ‘El Amal’ (Club Esperanza) y los miembros de Un Micro para el Sahara. El terreno de juego elegido era una explanada en el desierto delimitado con dos porterías blancas sobre la arena y pequeñas piedras. Un campo difícil. La oportunidad de jugar a este deporte en el desierto ha sido una experiencia inigualable, en un encuentro único en el que los locales ganaron 2-0 a los expedicionarios de la Asociación.
No es fácil entrenar en el desierto y los saharauis demostraron su actitud y su juego en equipo. Después del encuentro todos se saludaron, abrazaron y charlaron brevemente sobre el deporte en los campamentos de refugiados mientras el sol se iba ocultando tras el horizonte.
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